La lucha contra los sentimientos negativos
Las tres fuerzas, escultura de Ossab B
Existe una gran diversidad de sentimientos negativos, desde el más insignificante sentimiento de inferioridad hasta las formas más agresivas, pasando por la hipocresía, la depresión, la desconfianza etc.
Es importante definir aquellos defectos que prevalecen, en particular los más dominantes, el objetivo es de detectarlos para oponerse a ellos. Una vez que los hemos detectado, la única lucha posible es la no manifestación de estos sentimientos hacia el exterior.
Sabemos por otra parte que de todas formas, aunque no los expresemos, esos sentimientos negativos permanecen actuando y haciéndonos la vida difícil durante mucho tiempo. Eso significa que es importante no mantenerlos ni darles vida internamente.
Un aspecto de los sentimientos negativos, es que se desencadenan sin nuestra voluntad, son mecánicos. La mayor parte del tiempo los justificamos con argumentos que nos parecen coherentes. Pero, cualquiera que sea el sentimiento o la razón de su manifestación, no hay nada que pueda realmente justificarlo. Es necesario incluir que somos responsables de nuestros sentimientos negativos, están vinculados a nuestras debilidades y contienen una forma de violencia. Hasta que realmente nos demos cuenta del problema puede pasar mucho tiempo y debe superar la única dimensión intelectual. Es necesario constatarlo en su propia vida, observándose internamente.
Si uno no se siente preparado para comenzar a trabajar sobre el sentimiento negativo mas dominante, es posible comenzar por otro. Algunos como los celos son aceptados por nuestra cultura. La injusticia puede parecer una razón válida, realmente nace a menudo de la comparación de su propia situación con la del vecino. Existen injusticias reales, podemos reaccionar y pasar concretamente a la acción para solucionarlos, pero allí también entrar en un estado negativo no sirve de nada, al contrario, nos impide pensar correctamente.
Sin embargo, no hay que confundir el sufrimiento o el miedo que puede ser una reacción instintiva ante un peligro inminente, con un estado negativo. No entrar en la negatividad permite recuperar enormemente de energía y en consecuencia, comprender la vida de una manera más constructiva. Un aspecto, contra el cual podemos luchar, no dando cabida a pensamientos imaginarios. Cesando de alimentar la mente imaginativa que busca elementos, para apoyar nuestra negatividad. Es sorprendente de ver como a veces interpretamos erróneamente las situaciones.
El otro aspecto del trabajo es la identificación de las situaciones negativas y la lucha para detectarlas. Si nos identificamos a los problemas acabamos completamente asediados. Solamente cuando nos distanciamos podemos ver las cosas mas claras y pensar a las posibles soluciones de un modo más plausible.
Una vez que nos hemos dado cuenta de la importancia de luchar contra la negatividad en nosotros mismos, veremos que no es una cosa fácil. La primera constatación es que nuestra personalidad no esta unida, es múltiple y compleja. A menudo decidimos cosas y renunciamos a ellas poco después. El pequeño “yo” que ha decidido luchar debe confrontarse con el pequeño “yo” que no quiere dejar la negatividad. Estamos fragmentados en numerosos pequeños “yoes” representados por nuestros estados de ánimo, dependemos de nuestro humor, nuestros deseos incesantes e inestables tienen origen en nuestra educación. Unos corresponden al centro intelectual, otros al centro intelectual y otros al centro físico. Decidir de observar ese mecanismo implica centrarse en el “yo” que observa. En efecto, estamos divididos en diferentes tipos de “yoes” : el “yo” básico; el “yo” que observa ; y de “yoes” asociados con el fin de alcanzar una meta común: por ejemplo un ”yo” emocional que viene en ayuda de un “yo “ intelectual para evolucionar. Cada uno de esos tipos de “yo” se manifiesta los unos tras los otros.
La finalidad es la unidad de todos los “Yoes”, la realización del “ser”, libre de los cambios permanentes de humor. En el ser evolucionado el mecanismo de los “yoes” continúa a existir, pero éste puede mostrar su enfado, irritación o descontento de una manera pedagógica, sin que la negatividad se ampare de él. . Mientras que cuando cultivamos la negatividad, nos autodestruimos.
A pesar que de que estamos persuadidos de su existencia, los sentimientos negativos son una ilusión, y puesto que no tienen ninguna sustancia, son nulos.
Y cuando por una cosa u otra nos encontramos nulos, dejamos de existir. Por tanto lo que se trata es de nunca culpabilizarse ni de alimentar la negatividad.
En resumen seamos cada día más positivos para ser mas libres.
Selim Aïssel (extractos del libro de Psicologia Esencial) Spiritual Books
http://membres.lycos.fr/spiritualbookfrance/spiritual%20books%20-%20d%E9tails.htm
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